La actividad se basa en transmitir una serie de mensajes (tengo calor, tengo hambre, me duele la cabeza, te quiero mucho, tengo miedo, no quiero salir), interpretando a un sujeto (planta, animal, hombre primitivo, bebé, adolescente y a un anciano), se tiene que llevar a cabo personificando a cualquiera de estos sujetos para dar a entender al grupo que se quiere comunicar, con base en lo prevaleciente por las experiencias vividas.
Primero que nada se ubican las características que cada sujeto o mensaje poseen, aquellas que se han venido dando por convenio social a través del tiempo, una vez ya identificados tratar de fusionarlo de la manera más pertinente para transmitir nuestro mensaje.
Encontramos en esta actividad que es más fácil interpretar a sujetos animados con características humanas ya que estos poseen un sistema de comunicación más complejo, dominando así la capacidad de hacerse de diversos códigos y comunicarse más fácilmente.
El hecho de haber vivido y dominar cierto código dentro de cierto contexto nos facilita la manera en que transmitimos los mensajes, las plantas por ejemplo también nos comunican algo aunque no interactúen de una forma humana, lo hacen a través de sus colores, su forma y estado, su alimento es el agua al no tenerlo esta puede marchitarse y por consiguiente comunicarnos algo.
Todo lo que nos rodea posee diferentes características que nos comunican algo en específico, sin la comunicación sería imposible entender o tan solo recibir mensajes, la vida en si no existiría pues el modo de preservarnos es a través de la transmisión de los mensajes de generaciones pasadas y la forma en que comprendemos nuestro entorno.
De la Mora Medina José, “Te comunicas, cuaderno de trabajo para el taller de comunicación uno”, CCH, México D.F. 2006. Pág. 19,20.
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